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Si bien el imaginativo popular lo vincula a las parejas homosexuales masculinas, en la práctica sabemos que es muy frecuente en parejas heterosexuales. Pero no importa la preferencia sexual que se tenga, el poder disfrutar de sensaciones novedosas es una forma de renovar los viejos juegos y afianzar los lazos de confianza.
La penetración anal es tan antigua como la especia humana, se sabe que eran prácticas populares en la antigua Grecia, en la recóndita de la edad media o en la milenaria China, cada cultura ha sabido adaptarla y es que es una práctica casi instintiva, quizá remanente de nuestro pasado animal.
En la actualidad aún se mantiene algunos tabús de acuerdo a la práctica y es que se asevera en que suele ser doloroso y antihigiénico, ambas cosas gozan de mucha verdad y es que es una práctica arriesgada pero no imposible de realizar, si es que se tiene la paciencia y los cuidados requeridos para un buen encuentro.
Lo principal es saber que el lugar que va a ser penetrado contiene muchas bacterias debido a su función regular, así que es bueno mantener un culito bien aseado, de ser posible usar un preservativo. Lo siguiente es considerar que si la pareja sodomizada es primeriza lo más probable es que le duela, el remedio es acostumbrar al ano a ser tocado, es decir estimularlo con la lengua y los dedos, de tal manera de poder dilatarlo lo suficiente para penetrarlo.
El siguiente paso es usar un lubricante de agua que facilite la introducción, esto además atenúa el posible dolor que pueda sentir la pareja, incluso hoy se expende en los sex-shops lubricantes de agua que a su vez son anestésicos, ideal para las primeras veces.
Por último la introducción debe ser pausada y la persona quién reciba debe ser tolerante ya que una vez a dentro todo es placer. Una de las virtudes de esta práctica es que anticonceptiva, ya que el órgano reproductor se encuentra en la parte anterior. Lo malo es que si no se prevé la higiene adecuada, puede contagiar enfermedades tan graves como la hepatitis B.
La penetración anal es tan antigua como la especia humana, se sabe que eran prácticas populares en la antigua Grecia, en la recóndita de la edad media o en la milenaria China, cada cultura ha sabido adaptarla y es que es una práctica casi instintiva, quizá remanente de nuestro pasado animal.
En la actualidad aún se mantiene algunos tabús de acuerdo a la práctica y es que se asevera en que suele ser doloroso y antihigiénico, ambas cosas gozan de mucha verdad y es que es una práctica arriesgada pero no imposible de realizar, si es que se tiene la paciencia y los cuidados requeridos para un buen encuentro.
Lo principal es saber que el lugar que va a ser penetrado contiene muchas bacterias debido a su función regular, así que es bueno mantener un culito bien aseado, de ser posible usar un preservativo. Lo siguiente es considerar que si la pareja sodomizada es primeriza lo más probable es que le duela, el remedio es acostumbrar al ano a ser tocado, es decir estimularlo con la lengua y los dedos, de tal manera de poder dilatarlo lo suficiente para penetrarlo.
El siguiente paso es usar un lubricante de agua que facilite la introducción, esto además atenúa el posible dolor que pueda sentir la pareja, incluso hoy se expende en los sex-shops lubricantes de agua que a su vez son anestésicos, ideal para las primeras veces.
Por último la introducción debe ser pausada y la persona quién reciba debe ser tolerante ya que una vez a dentro todo es placer. Una de las virtudes de esta práctica es que anticonceptiva, ya que el órgano reproductor se encuentra en la parte anterior. Lo malo es que si no se prevé la higiene adecuada, puede contagiar enfermedades tan graves como la hepatitis B.
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